CINE
SUBRREALISMO
SUBRREALISMO
Los orígenes del cine surreal
Hacia la primera década del siglo XX, el cine, que ya contaba con quince años, abandonó su modo de representación primitiva basado en la narración por medio de la acumulación de sucesivos cuadros autónomos, la frontalidad de lo representado y en los planos generales, para ingresar en una nueva etapa. “El nacimiento de una nación”, filmada en 1915 por el norteamericano David Griffith, marcó el inicio de un modelo narrativo clásico inspirado en la causalidad narrativa propia del naturalismo literario del siglo XX y en ciertos recursos, que darían nacimiento a la gran industria cinematográfica estadounidense.
Sin embargo, al igual que todo lo que podía ser considerado como modelo o clásico, pronto sería puesto en cuestión desde Europa por artistas que provenían de otras expresiones estéticas pero que se habían interesado en el nuevo arte. Hacia los años veinte las vanguardias artísticas, como ya lo habían hecho con la pintura y la literatura, asumieron la oposición al arte oficial y sus convenciones expresivas y se convirtieron en el movimiento cinematográfico alternativo.
En general, los cineastas de vanguardia provenían de la pintura y consideraron al cine una extensión de ésta. La imagen pasó a ser el aspecto principal de la narración. En su mayoría, el cine vanguardista, experimentaba recursos y técnicas sosteniendo el ritmo visual como principio gobernante, tanto para el montaje como para las escalas de los objetos o el tiempo de duración de los planos. Además, utilizaba estudiadas técnicas de composición y numerosos usos de las cámaras: angulaciones inusuales, efectos ópticos y distintas velocidades de filmación. Las vanguardias intentaban descartar la visión tradicional y enseñar nuevas maneras de mirar.
El Dadaísmo, nacido en Zurich en 1916, de la mano del poeta Tristán Tzara, en los años viente se habían instalado en París. El cinematógrafo se presentaba como una arma ideal para el ánimo de destrucción iconoclasta de Dadá y los artistas se lanzaron en busca de nuevas técnicas. En 1923 el fotógrafo y pintor Man Ray dio nacimiento al primer film del movimiento: “El retorno a la razón”, presentada por Tzara el 7 de julio de 1923 en París, velada en que se precipitaba la disolución de Dadá y nacia el Surrealismo. La obra no le gustó al público que produjo un gran escándalo en la sala lo que se condecía con los fines buscados por los dadaístas.
En 1924 el pintor Francis Picabia ayudado por el cineasta René Clair y el compositor Erik Satié concluyó “Entreacto”, imágenes sin sentido se mezclaban en el celuloide con extrañas escenas protaginizadas por varios integrantes de Dadá.
Las creaciones dadaístas continuaban con “Aneaic cinéma” del pintor Marcel Duchamp en colaboración con Man Ray, un interminable desfile de círculos realizados mediante el uso de una plataforma giratoria semiesférica que movía figuras espiraladas con palabras escritas, produciendo ilusiones gráficas y juegos linguísticos. En esta película se encontraban ya elementos surrealistas a pesar de que se toma el ya nombrado “Manifiestos del Surrealismo” de Bretón (1924) como inicio del movimiento. Era dificil determinar el momento de pasaje del Dadaísmo al Surrealismo, incluso en el cine. Ambos grupos tienen continuidad entre si y se opusieron con igual energía a las normas del cine convencional
Hacia la primera década del siglo XX, el cine, que ya contaba con quince años, abandonó su modo de representación primitiva basado en la narración por medio de la acumulación de sucesivos cuadros autónomos, la frontalidad de lo representado y en los planos generales, para ingresar en una nueva etapa. “El nacimiento de una nación”, filmada en 1915 por el norteamericano David Griffith, marcó el inicio de un modelo narrativo clásico inspirado en la causalidad narrativa propia del naturalismo literario del siglo XX y en ciertos recursos, que darían nacimiento a la gran industria cinematográfica estadounidense.
Sin embargo, al igual que todo lo que podía ser considerado como modelo o clásico, pronto sería puesto en cuestión desde Europa por artistas que provenían de otras expresiones estéticas pero que se habían interesado en el nuevo arte. Hacia los años veinte las vanguardias artísticas, como ya lo habían hecho con la pintura y la literatura, asumieron la oposición al arte oficial y sus convenciones expresivas y se convirtieron en el movimiento cinematográfico alternativo.
En general, los cineastas de vanguardia provenían de la pintura y consideraron al cine una extensión de ésta. La imagen pasó a ser el aspecto principal de la narración. En su mayoría, el cine vanguardista, experimentaba recursos y técnicas sosteniendo el ritmo visual como principio gobernante, tanto para el montaje como para las escalas de los objetos o el tiempo de duración de los planos. Además, utilizaba estudiadas técnicas de composición y numerosos usos de las cámaras: angulaciones inusuales, efectos ópticos y distintas velocidades de filmación. Las vanguardias intentaban descartar la visión tradicional y enseñar nuevas maneras de mirar.
El Dadaísmo, nacido en Zurich en 1916, de la mano del poeta Tristán Tzara, en los años viente se habían instalado en París. El cinematógrafo se presentaba como una arma ideal para el ánimo de destrucción iconoclasta de Dadá y los artistas se lanzaron en busca de nuevas técnicas. En 1923 el fotógrafo y pintor Man Ray dio nacimiento al primer film del movimiento: “El retorno a la razón”, presentada por Tzara el 7 de julio de 1923 en París, velada en que se precipitaba la disolución de Dadá y nacia el Surrealismo. La obra no le gustó al público que produjo un gran escándalo en la sala lo que se condecía con los fines buscados por los dadaístas.
En 1924 el pintor Francis Picabia ayudado por el cineasta René Clair y el compositor Erik Satié concluyó “Entreacto”, imágenes sin sentido se mezclaban en el celuloide con extrañas escenas protaginizadas por varios integrantes de Dadá.
Las creaciones dadaístas continuaban con “Aneaic cinéma” del pintor Marcel Duchamp en colaboración con Man Ray, un interminable desfile de círculos realizados mediante el uso de una plataforma giratoria semiesférica que movía figuras espiraladas con palabras escritas, produciendo ilusiones gráficas y juegos linguísticos. En esta película se encontraban ya elementos surrealistas a pesar de que se toma el ya nombrado “Manifiestos del Surrealismo” de Bretón (1924) como inicio del movimiento. Era dificil determinar el momento de pasaje del Dadaísmo al Surrealismo, incluso en el cine. Ambos grupos tienen continuidad entre si y se opusieron con igual energía a las normas del cine convencional
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